Escucho –y veo- cosas que me revuelven las vísceras más viscerales. Y me voy a referir a la noticia aparecida en la tele hace unos días. Resulta que en Sevilla han prohibido a dos “costaleras” portar un Paso –no sé cual- solo por el hecho de ser mujer. La razón es que entre tanto tío las damas pueden adoptar posturas al cargar y descargar el Paso que podrían provocar ciertas situaciones, digamos incomodas. De manera que el Hermano Mayor -¿hermano?-ha decidido sacarlas de las filas de los portadores. Y el Obispo de Sevilla, rápidamente ha apoyado estos argumentos. No es de extrañar que la Iglesia, salga al paso – que no “al Paso”, pues seguro que ningún soldado del Señor, irá a arrimar el hombro- inmediatamente para proteger la moral de sus siervos. Las siervas no importan, ya que la institución es fundamentalmente machista. Bueno, pues esas tenemos.
Diría que algunos son de mentes retorcidas, sucias. ¿Cómo es posible que gente que se pasa cinco horas llevando devotamente sobre sus costillas la imagen de su Dios, pueda pensar en otra cosa que no sea en su dolor y a la vez en la satisfacción por el sacrificio que están llevando a cabo? Es que me quedo boquiabierto y patidifuso.
No hay pecado en todos los sitios a los que se mira, señores dementes de la moral.