LAS COMPAÑIAS ENERGÉTICAS Y OTRAS MÁS

Llevamos 3 días que no se recibe el gas natural en casa y en consecuencia la caldera no funciona y dadas las condiciones filomenicas por las que atravesamos los mocos nos los tenemos que tronchar como carámbanos. ¿Qué hacer? Lo primero es llamar a la compañía X que es la que puntualmente me pasa su factura. Y después de chatear -es la fórmula de contacto- con un agente me dice: “Tiene usted que llamar a la suministradora del gas Z ya que nosotros sólo somos la comercializadora”. ¡Oh sorpresa! Pero ustedes cobran, ¿no? “Si, pero no suministramos, llame a este teléfono que le anoto pero si lo desea puedo poner una reclamación” ¡Póngala, póngala ya! Y en menos de media hora tengo gas. Así hasta 3 días seguidos. Al tercero se presenta un técnico, después de insistir con la suministradora de que esta situación no puede seguir así y me dice “Es que si le pasa a usted sólo en la finca puede que sea un problema de la caldera” yo le respondo, por enésima vez, que el problema es que no me llega gas, que la encimera de la cocina tampoco se enciende. Como ninguno de los dos nos bajamos de la burra he de aceptar que mande un técnico y si fuera culpa mía debería pagar en la próxima factura 140 euracos por el servicio que, por cierto, cobra la comercializadora. Y vino el técnico. Y anduvimos por la terraza que es donde están los contadores, él comprobando y yo mirando. Después de 2 o 3 horas de mirar, comprobar y llamar repetidamente a la compañía (o vaya usted a saber), se comprueba que ya tengo gas. ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué ha reparado? No lo sé ni me lo explica y me recomienda que ponga un trapito para proteger la llave de paso del gas a casa, pero como a partir de hoy el tiempo irá mejorando… Y todos tan contentos. ¿Esta serie continuará? ¿Tendremos más capítulos nuevos?

Que cada uno saque sus conclusiones (pocas serán) de cómo está el patio. Tengo noticias que esto ha pasado a más de un vecino y pensando que sería culpa de ellos han llamado a un fontanero para comprobar la caldera y no solamente una vez, sino cada vez que no llegaba el gas. Y como se desprende de lo comentado, somos como un pajarito caído del nido en manos de estas poderosas máquinas de hacer dinero.  

Y encima, desplumados.